Desde pequeñito, siempre he buscado estar en mi Plaza de Capuchinos. Atrás ha quedado aquél tiempo en que, de la mano de mis padres, me acercaba a nuestro Convento a ver las dulcísimas miradas de Nuestros Titulares que ya hacían mella en todo mi pequeño ser. Fui creciendo a golpes de un martillo de Paz y Esperanza y, cuando llegó mi hora, los recibí debajo de las trabajaderas de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, lugar que ocupo en la actualidad.
He intentado ayudar con mi trabajo a Hermanos Mayores que depositaron su confianza en mi constante esfuerzo, Don Antonio Peligro… Don Juan Rodríguez…. y ahora Don Manuel Quirós… a quienes agradezco que me hayan dado la oportunidad de estar, todavía más cerca, de aquellos que tantos momentos buenos me han dado y dan día a día.
Contraje matrimonio bajo Sus Presencias, mis hijos se visten de blanco cada Miércoles Santo… mi familia es Capuchinos y por nuestra sangre corre ese ánimo franciscano que nos lleva a rezar con nuestro trabajo para el engrandecimiento de nuestra Hermandad y, por extensión, de toda la Cristiandad. Ni un solo día de mi vida pasa sin que, agradecido, me acuerde de sus Benditas Caras, les de gracias de haberme dado una Mujer como es la mía, de unos hijos como los que Ellos me dieron… de unos padres que me enseñaron el camino y de un hermano y su esposa que reman también conmigo en este gran barco de Humildad que es mi Hermandad.
Formo parte de una gran familia, donde no sólo tienen cabida los de mi propia sangre, sino todas aquellas personas, AMIGOS con mayúscula, que a lo largo de los años he encontrado en mi caminar entre las piedras de Capuchinos. No son pocos, jóvenes y añejos, aquellos con los que cuento, AMIGOS que hoy me han animado a dar este paso de presentarme a Hermano Mayor de esta Gran Casa.
Por todos ellos y, sobre todo, por mis Queridos Titulares hoy doy el paso de colocarme en este primer escalón de una nueva etapa en la Hermandad, postularme como candidato, cuando los plazos así lo manden, a ser el Hermano Mayor de la Hermandad de La Paz… sólo pronunciar este nombre me emociona, sabedor que el testigo que quiero recoger es el compromiso con Dios y con mis Hermanos… de hacer las cosas al nivel que, aquellos que conozco y para los que trabajé, han dejado en la dirección de este cristiano grupo de Cofrades de Córdoba.
Siempre a vuestra disposición.
Enrique Aguilar
